Algunas estadísticas, el envenenamiento no solo puede ocurrir al exterior del hogar, sino al interior de las casas.
Hace unas semanas se dio a conocer una triste noticia sobre el envenenamiento masivo de mascotas en un concurrido parque de la CDMX y la verdad es que nos pusimos a pensar ¿Cuántos de nosotros sabemos darle primeros auxilios a nuestras mascotas? La realidad es que muy pocas personas saben que hacer en una situación así.
Según algunas estadísticas, el envenenamiento no solo puede ocurrir al exterior del hogar, sino en muchas ocasiones puede ocurrir por descuido de los dueños al interior de las casas. Hay una gran variedad de sustancias tóxicas que resultan muy peligrosas para las mascotas (y, por supuesto, para nosotros también). Entre ellas destacan el fosfuro de zinc y los cumarínicos o anticoagulantes, cuya utilización como raticidas es frecuente en las casas; pero también pueden ser letales los fungicidas, herbicidas e insecticidas, los anticongelantes para automóviles y los analgésicos y antiinflamatorios de uso humano.
- Identifica la fuente de intoxicación o sustancia ingerida.
- Localiza la clínica veterinaria más cercana. Si es posible, guarda el teléfono de tu veterinario de confianza como contacto favorito en tu celular.
- Provoca el vómito SOLO Y SOLO si tu veterinario así lo recomienda.
- Algunas sustancias puede contrarrestarse con leche, pero es sumamente importante que te pongas en contacto con tu especialista de cabecera y sigas sus indicaciones.
- No actúes por impulso. Sabemos que pueden ser momentos estresantes pero si no actúas de manera acertiva puedes poner tu propio bienestar en riesgo.
- Coloca fuera del alcance de tu mascota toda aquella sustancia que pueda dañarle. Este punto parece muy obvio, pero recuerda que sustancias químicas como refrigerantes de auto, insecticidas, herbicidas y medicamentos pueden ser letales para ellos.
- Como medida de precaución extra, sácalos a pasear SIEMPRE con correa, así evitarás que olisqueé o ingiera alguna cosa extraña en sus paseos.
Recuerda que ellos necesitan de nosotros más que nosotros de ellos. Son una fuente de amor incondicional y merecen todos nuestros cuidados.
Con información de la UNAM.